21 de octubre de 2013

Ábaco

Me gustaría contarte que me fue fácil. Que te sobreviví. Para contarlo.
Que no llegaron a punzarme los suspiros. Que no se me vaciaron todos los vasos y hundido todas las aguas de vidrio. Que te fuiste como si nunca hubieras estado aquí, donde ya casi no era París, entre paredes y sábanas, sonriendo y desbarantándome la cinta policial de mi espacio lunar. Como si nada.
Que no te encontré nunca por casualidad en los lomos de los libros y que nunca, nunca, jamás corrí entre renglones a buscarte la mirada en la descripción de algún escritor con la misma suerte y miseria que yo. Con la misma desgracia de haberse arañado en unos ojos y haber perdido el camino de vuelta a la casilla de salida.
Me gustaría contarte que nunca utilicé tus pestañas como contabilidad b de rebaño para no ver, si de una vez, volvía a anochecer.

Me gustaría contarte.
A pulgadas.
Una, dos, tres, cuatro...


2 comentarios:

Óscar Sejas dijo...

Llegará el día que, desde cierta distancia emocional. Seas capaz de ir contando bola a bola sin que duela.

¡Salud!

Elogio de la Locura dijo...

Cada vez estoy más cerquita! :)
Muchas gracias por pasarte Oski!